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El alcohol (Ethanol)

Ahora es el momento de romper tu copa

¡La droga más peligrosa, la droga más aceptada!

Los consumidores de alcohol muestran a nivel psicológico inestabilidad emocional, desinhibición, sensación de euforia y se aprecia también descoordinación motora.
Los efectos del alcohol sin embargo, debido al arraigo cultural que tiene esta sustancia, no se perciben con el grado real de peligrosidad.
El alcoholismo provoca daños en prácticamente todos los sistemas del cuerpo humano y, por este motivo, se debe ser consciente de los peligros que conlleva.
Es importante conocer el grado de consumo del alcohólico para saber si la adicción al alcohol está en una fase inicial o avanzada. Las consecuencias médicas más frecuentes son la fibrosis hepática, la cirrosis o la hipertensión arterial.
También son consecuencias del alcoholismo la separación del alcohólico de su entorno familiar y/o laboral y, con el tiempo, la destrucción del núcleo social y personal de la persona. Además, suele actuar como puerta de  entrada al consumo de otras drogas, y conlleva riesgos cancerígenos que a menudo no se tienen en cuenta.
El alcohol es una droga que pertenece a las denominadas psicoactivas depresoras, ya que es capaz de alterar la actividad normal de la personas y, al mismo tiempo, retardar el funcionamiento del sistema nervioso central.
El alcoholismo supone un grave peligro, pues el alcohol es la droga legal más consumida en el mundo y está totalmente aceptado como un acompañante en las actividades sociales.
Aparentemente, el consumo de alcohol provoca diversión y es una forma inocua de evasión pero la ausencia de la dosis diaria acaba provocando ansiedad.

Estadísticas del consumo de alcohol

CONSUMO ALGUNA VEZ EN LA VIDA:

78%
CONSUMO MENSUAL:

64%
CONSUMO DIARIO:

10%
BEBEDOR AGUDO :

5%
BEBEDOR INTENSIVO CICLICO:

19%

*Datos extraídos del Observatorio Español de la Droga y las Toxicomanías (OEDT) del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. El estudio se realiza para la población española en el año 2016.

Tras la ingesta de alcohol se producen a corto plazo una serie de efectos o síntomas, dependientes de la dosis ingerida (aunque afectan otros factores individuales).

  • 1- Fase de euforia y excitación. Tasa de alcoholemia: 0,5 g/L. Locuacidad, euforia, desinhibición, conducta impulsiva.
  • 2- Intoxicación. El organismo que no está acostumbrado al alcohol se resiste. Poco a poco se afecta el sistema nervioso al originarse la pérdida en la capacidad de coordinar los movimientos produciendo el desequilibrio y a veces caídas. Si se abusa se puede producir la ataxia locomotriz que es una parálisis propia de los alcohólicos. El alcohol produce efectos depresivos y una aparente sensación de calor al dilatarse los vasos cutáneos, pero lo que ocurre realmente es la pérdida de calor del organismo.
  • 3- Fase hipnótica o de confusión . Tasa de alcoholemia: 2 g/L. Irritabilidad, agitación, somnolencia, cefalea. Disartria, ataxia, dismetría. Náuseas y vómitos.
  • 4- Fase anestésica o de estupor y coma. Tasa de alcoholemia: 3 g/L. Lenguaje incoherente. Disminución marcada del nivel de conciencia (obnubilación y coma) y del tono muscular. Incontinencia de esfínteres. Dificultad respiratoria.
  • 5- Fase bulbar o de muerte. Tasa de alcoholemia: 5 g/L. Shock cardiovascular. Inhibición del centro respiratorio. Paro cardio-respiratoria y muerte.

Son muy diversos los efectos del alcohol a medio y largo plazo y actúan sobre múltiples órganos y sistemas.

En el cerebro y sistema nervioso
  • El consumo de alcohol afecta gradualmente las funciones cerebrales, en primer lugar a las emociones (cambios súbitos de humor), los procesos de pensamiento y el juicio. Si continúa la ingesta de alcohol se altera el control motor, produciendo mala pronunciación al hablar, reacciones más lentas y pérdida del equilibrio.
  • Altera la acción de los neurotransmisores, y modifica su estructura y función. Esto produce múltiples efectos: disminución de la alerta, retardo de los reflejos, cambios en la visión, pérdida de coordinación muscular, temblores y alucinaciones. Disminuye el autocontrol, afecta a la memoria, la capacidad de concentración y las funciones motoras.
  • La combinación de los anteriores efectos es causa de múltiples accidentes laborales y de circulación, que cuestan la vida cada año a millones de personas en todo el mundo.
  • El alcohol es responsable de más del 73% de los accidentes con víctimas mortales.
  • El alcohol daña las células cerebrales, así como los nervios periféricos, de forma irreversible.
  • La disminución de vitamina B1 producida por el alcohol puede llevar a la enfermedad de Wernicke-Korsakoff, que provoca alteraciones de los sentimientos, pensamientos y memoria de la persona. Los afectados confunden la realidad con sus invenciones.
  • Produce trastornos del sueño.
  • Las personas alcohólicas se aíslan de su entorno social, suelen padecer crisis en los ámbitos familiares (discusiones, divorcios, abandonos) y laboral (pérdida del empleo), lo que los conduce a la depresión y, en algunos casos, al suicidio.
  • Pérdida progresiva de la memoria y de otras capacidades mentales.
  • La mayor parte de sus efectos depende del grado de consumo, centros superiores como: el habla o el juicio se deprimen en primera instancia tiempo después centros inferiores como: la respiración y los reflejos espinales.
  • En dosis mayores tanto los mecanismos inhibitorios como excitatorios se ven disminuidos, pudiendo llegar hasta el estado de coma.
  • En fases avanzadas produce alteraciones mentales serias y daño cerebral irreversible.
  • Periodos de amnesia, con alteración profunda de la memoria y la conciencia de diversa duración (minutos, horas o hasta días).
En el corazón y aparato circulatorio
  • Aumenta la actividad cardíaca (aunque un consumo muy moderado mejora la circulación, una dosis superior produce daños).
  • En dosis elevadas aumenta la presión sanguínea (hipertensión) y produce daño en el músculo cardíaco por sus efectos tóxicos.
  • Debilita la musculatura cardíaca y por consiguiente, la capacidad para bombear sangre.
  • Produce vaso dilatación periférica, lo que genera enrojecimiento y un aumento de la temperatura superficial de la piel.
En el aparato digestivo: estómago, páncreas, hígado, esófago…

Las molestias gástricas son debidas a erosiones en las mucosas producidas por el etanol. El ardor estomacal será mayor si se han mezclado diferentes bebidas o combinados, ya que la irritación gástrica se deberá a todos los componentes bebidos.

  • Aumenta la producción de ácido gástrico que genera irritación e inflamación en las paredes del estómago por lo que, a largo plazo, pueden aparecer úlceras, hemorragias y perforaciones de la pared gástrica.
  • El cáncer de estómago ha sido relacionado con el abuso del alcohol. También provoca cáncer de laringe, esófago, páncreas y en algunas casos de vejiga.
  • Provoca esofagitis, una inflamación del esófago, varices esofágicas sangrantes y desgarros de Mallory-Weiss.
  • Puede producir pancreatitis aguda, una enfermedad inflamatoria severa del páncreas, con peligro de muerte.
  • Puede provocar pancreatitis crónica, que se caracteriza por un intenso dolor permanente.
  • Otras alteraciones posibles son la diabetes tipo II y peritonitis.
  • El hígado es el órgano encargado de metabolizar el alcohol, que es transformado por las enzimas del hígado primero en acetaldehído y después en acetato y otros compuestos. Este proceso es lento y no está exento de daños (el acetaldehído despolariza las proteínas, oxida los lípidos, consume vitaminas del grupo B y daña los tejidos).
  • Al irritarse la célula hepática es posible que se produzca hepatitis alcohólica, debido a la destrucción celular e inflamación tisular. Con el tiempo, el hígado evoluciona (hígado graso o esteatosis) para adaptarse a la sobrecarga metabólica, pudiendo llegar a hepatitis y más tarde a la cirrosis hepática, producto de la muerte celular y la degeneración del órgano. Esta grave enfermedad puede degenerar finalmente en cáncer de hígado, insuficiencia hepática, y producir la muerte.
  • Otros signos de alteración hepática son la ictericia, un tono amarillento que adquiere la piel y la esclerótica, y los edemas, acumulación de líquido en las extremidades.
  • Altera la función del riñón, reduciendo los niveles de la hormona antidiurética, provocando deshidratación y tomando agua de otros órganos como el cerebro, lo cual genera dolor de cabeza.
  • El alcohol aporta abundantes calorías (7 kcal por gramo de alcohol) con escaso valor nutritivo. No nutre pero elimina el apetito, sustituye a otros alimentos más completos y a la larga puede generar desnutrición. Esto se agrava pues inhibe la absorción de algunas vitaminas y minerales.
En la sangre
  • Inhibe la producción de glóbulos blancos y rojos.
  • Sin la suficiente cantidad de glóbulos rojos para transportar oxígeno, sobreviene la anemia megaloblástica.
 En los sistemas inmunitario y reproductor
  • La falta de glóbulos blancos origina un fallo en el sistema inmunitario, aumentando el riesgo de infecciones bacterianas y virales.
  • Puede causar infertilidad y disfunción eréctil.
En el embarazo y el feto
  • El abuso del alcohol en el embarazo puede desencadenar el síndrome alcohólico fetal. Sus síntomas son un retardo del crecimiento, alteración de rasgos cráneo-faciales, malformaciones cardíacas, malformaciones hepáticas, malformaciones renales, malformaciones oculares y malformación cerebral.
  • El mayor daño se produce en el sistema nervioso central del feto, en el que puede aparecer retraso mental.
  • El bebé puede nacer con alguna enfermedad crónica

El alcohol es la única droga que puede causar la muerte en el síndrome de abstinencia, o lo que se conoce como Delirium Tremens.

Se denomina delirium tremens —locución en latín que significa “delirio tembloroso”— al síndrome de abstinencia del alcohol; propiamente se trata de la tercera fase, la más aguda de este síndrome. Al parecer, también puede darse como complicación en una intoxicación por benzodiacepinas o barbitúricos.

Delirium Tremens (DT) fue descrito por primera vez en 1813. Es un episodio agudo de delirio causado frecuentemente por el síndrome de abstinencia del alcohol. Las benzodiacepinas se usan como tratamiento paliativo para evitarse el DT cuando se interna al individuo alcohólico en centros de rehabilitación.

El síndrome de abstinencia de otros medicamentos sedativos o hipnóticos como benzodiacepinas y barbitúricos también pueden causar convulsiones, DT y la muerte si no son administrados de manera apropiada.

Sin embargo, el síndrome de abstinencia de otros medicamentos o drogas no hipnóticas o sedativas como por ejemplo la cafeína o la cocaína no tienen tales complicaciones médicas y no resultan ser fatales, mientras que las reacciones de dependencia física creadas por el síndrome de abstinencia en alcohol sí pueden causar la muerte. Frecuentemente, estas reacciones conducen a efectos físicos como palpitaciones, sudoración, escalofríos, convulsiones y muerte si no son tratados.

El DT solo ocurre en pacientes con una historia clínica que resulta en alcoholismo. En el caso de las benzodiacepinas no es necesario un periodo de toma tan largo como con el alcohol para que ocurra un síndrome que cursa de manera similar al DT.

En EE.UU., menos del 50% al 60% de los alcohólicos presentan algún síntoma significativo de síndrome de abstinencia tras la interrupción de ingesta de alcohol, y de estos solo un 5% de los casos presentaron síntomas agudos por abstinencia a alcohol que evolucionaron en DT.

A diferencia del síndrome de abstinencia asociado a opiáceos, el DT (y la abstinencia alcohólica en general) alcanza una mortalidad de un 10-15% en pacientes con tratamiento médico, y de un 30-35% en pacientes sin tratar.

También, junto con los anteriores síntomas mencionados, el síndrome de abstinencia alcohólico suele estar acompañado de hiperirritabilidad y alucinaciones causadas mayoritariamente por una deficiencia en magnesio. Se cree que los incrementos en la dopamina pueden estar relacionados con dichas alucinaciones

+ La intoxicación

Tras la ingesta de alcohol se producen a corto plazo una serie de efectos o síntomas, dependientes de la dosis ingerida (aunque afectan otros factores individuales).

  • 1- Fase de euforia y excitación. Tasa de alcoholemia: 0,5 g/L. Locuacidad, euforia, desinhibición, conducta impulsiva.
  • 2- Intoxicación. El organismo que no está acostumbrado al alcohol se resiste. Poco a poco se afecta el sistema nervioso al originarse la pérdida en la capacidad de coordinar los movimientos produciendo el desequilibrio y a veces caídas. Si se abusa se puede producir la ataxia locomotriz que es una parálisis propia de los alcohólicos. El alcohol produce efectos depresivos y una aparente sensación de calor al dilatarse los vasos cutáneos, pero lo que ocurre realmente es la pérdida de calor del organismo.
  • 3- Fase hipnótica o de confusión . Tasa de alcoholemia: 2 g/L. Irritabilidad, agitación, somnolencia, cefalea. Disartria, ataxia, dismetría. Náuseas y vómitos.
  • 4- Fase anestésica o de estupor y coma. Tasa de alcoholemia: 3 g/L. Lenguaje incoherente. Disminución marcada del nivel de conciencia (obnubilación y coma) y del tono muscular. Incontinencia de esfínteres. Dificultad respiratoria.
  • 5- Fase bulbar o de muerte. Tasa de alcoholemia: 5 g/L. Shock cardiovascular. Inhibición del centro respiratorio. Paro cardio-respiratoria y muerte.
+ Consecuencias

Son muy diversos los efectos del alcohol a medio y largo plazo y actúan sobre múltiples órganos y sistemas.

En el cerebro y sistema nervioso
  • El consumo de alcohol afecta gradualmente las funciones cerebrales, en primer lugar a las emociones (cambios súbitos de humor), los procesos de pensamiento y el juicio. Si continúa la ingesta de alcohol se altera el control motor, produciendo mala pronunciación al hablar, reacciones más lentas y pérdida del equilibrio.
  • Altera la acción de los neurotransmisores, y modifica su estructura y función. Esto produce múltiples efectos: disminución de la alerta, retardo de los reflejos, cambios en la visión, pérdida de coordinación muscular, temblores y alucinaciones. Disminuye el autocontrol, afecta a la memoria, la capacidad de concentración y las funciones motoras.
  • La combinación de los anteriores efectos es causa de múltiples accidentes laborales y de circulación, que cuestan la vida cada año a millones de personas en todo el mundo.
  • El alcohol es responsable de más del 73% de los accidentes con víctimas mortales.
  • El alcohol daña las células cerebrales, así como los nervios periféricos, de forma irreversible.
  • La disminución de vitamina B1 producida por el alcohol puede llevar a la enfermedad de Wernicke-Korsakoff, que provoca alteraciones de los sentimientos, pensamientos y memoria de la persona. Los afectados confunden la realidad con sus invenciones.
  • Produce trastornos del sueño.
  • Las personas alcohólicas se aíslan de su entorno social, suelen padecer crisis en los ámbitos familiares (discusiones, divorcios, abandonos) y laboral (pérdida del empleo), lo que los conduce a la depresión y, en algunos casos, al suicidio.
  • Pérdida progresiva de la memoria y de otras capacidades mentales.
  • La mayor parte de sus efectos depende del grado de consumo, centros superiores como: el habla o el juicio se deprimen en primera instancia tiempo después centros inferiores como: la respiración y los reflejos espinales.
  • En dosis mayores tanto los mecanismos inhibitorios como excitatorios se ven disminuidos, pudiendo llegar hasta el estado de coma.
  • En fases avanzadas produce alteraciones mentales serias y daño cerebral irreversible.
  • Periodos de amnesia, con alteración profunda de la memoria y la conciencia de diversa duración (minutos, horas o hasta días).
En el corazón y aparato circulatorio
  • Aumenta la actividad cardíaca (aunque un consumo muy moderado mejora la circulación, una dosis superior produce daños).
  • En dosis elevadas aumenta la presión sanguínea (hipertensión) y produce daño en el músculo cardíaco por sus efectos tóxicos.
  • Debilita la musculatura cardíaca y por consiguiente, la capacidad para bombear sangre.
  • Produce vaso dilatación periférica, lo que genera enrojecimiento y un aumento de la temperatura superficial de la piel.
En el aparato digestivo: estómago, páncreas, hígado, esófago…

Las molestias gástricas son debidas a erosiones en las mucosas producidas por el etanol. El ardor estomacal será mayor si se han mezclado diferentes bebidas o combinados, ya que la irritación gástrica se deberá a todos los componentes bebidos.

  • Aumenta la producción de ácido gástrico que genera irritación e inflamación en las paredes del estómago por lo que, a largo plazo, pueden aparecer úlceras, hemorragias y perforaciones de la pared gástrica.
  • El cáncer de estómago ha sido relacionado con el abuso del alcohol. También provoca cáncer de laringe, esófago, páncreas y en algunas casos de vejiga.
  • Provoca esofagitis, una inflamación del esófago, varices esofágicas sangrantes y desgarros de Mallory-Weiss.
  • Puede producir pancreatitis aguda, una enfermedad inflamatoria severa del páncreas, con peligro de muerte.
  • Puede provocar pancreatitis crónica, que se caracteriza por un intenso dolor permanente.
  • Otras alteraciones posibles son la diabetes tipo II y peritonitis.
  • El hígado es el órgano encargado de metabolizar el alcohol, que es transformado por las enzimas del hígado primero en acetaldehído y después en acetato y otros compuestos. Este proceso es lento y no está exento de daños (el acetaldehído despolariza las proteínas, oxida los lípidos, consume vitaminas del grupo B y daña los tejidos).
  • Al irritarse la célula hepática es posible que se produzca hepatitis alcohólica, debido a la destrucción celular e inflamación tisular. Con el tiempo, el hígado evoluciona (hígado graso o esteatosis) para adaptarse a la sobrecarga metabólica, pudiendo llegar a hepatitis y más tarde a la cirrosis hepática, producto de la muerte celular y la degeneración del órgano. Esta grave enfermedad puede degenerar finalmente en cáncer de hígado, insuficiencia hepática, y producir la muerte.
  • Otros signos de alteración hepática son la ictericia, un tono amarillento que adquiere la piel y la esclerótica, y los edemas, acumulación de líquido en las extremidades.
  • Altera la función del riñón, reduciendo los niveles de la hormona antidiurética, provocando deshidratación y tomando agua de otros órganos como el cerebro, lo cual genera dolor de cabeza.
  • El alcohol aporta abundantes calorías (7 kcal por gramo de alcohol) con escaso valor nutritivo. No nutre pero elimina el apetito, sustituye a otros alimentos más completos y a la larga puede generar desnutrición. Esto se agrava pues inhibe la absorción de algunas vitaminas y minerales.
En la sangre
  • Inhibe la producción de glóbulos blancos y rojos.
  • Sin la suficiente cantidad de glóbulos rojos para transportar oxígeno, sobreviene la anemia megaloblástica.
 En los sistemas inmunitario y reproductor
  • La falta de glóbulos blancos origina un fallo en el sistema inmunitario, aumentando el riesgo de infecciones bacterianas y virales.
  • Puede causar infertilidad y disfunción eréctil.
En el embarazo y el feto
  • El abuso del alcohol en el embarazo puede desencadenar el síndrome alcohólico fetal. Sus síntomas son un retardo del crecimiento, alteración de rasgos cráneo-faciales, malformaciones cardíacas, malformaciones hepáticas, malformaciones renales, malformaciones oculares y malformación cerebral.
  • El mayor daño se produce en el sistema nervioso central del feto, en el que puede aparecer retraso mental.
  • El bebé puede nacer con alguna enfermedad crónica
+ Delirium Tremens

El alcohol es la única droga que puede causar la muerte en el síndrome de abstinencia, o lo que se conoce como Delirium Tremens.

Se denomina delirium tremens —locución en latín que significa “delirio tembloroso”— al síndrome de abstinencia del alcohol; propiamente se trata de la tercera fase, la más aguda de este síndrome. Al parecer, también puede darse como complicación en una intoxicación por benzodiacepinas o barbitúricos.

Delirium Tremens (DT) fue descrito por primera vez en 1813. Es un episodio agudo de delirio causado frecuentemente por el síndrome de abstinencia del alcohol. Las benzodiacepinas se usan como tratamiento paliativo para evitarse el DT cuando se interna al individuo alcohólico en centros de rehabilitación.

El síndrome de abstinencia de otros medicamentos sedativos o hipnóticos como benzodiacepinas y barbitúricos también pueden causar convulsiones, DT y la muerte si no son administrados de manera apropiada.

Sin embargo, el síndrome de abstinencia de otros medicamentos o drogas no hipnóticas o sedativas como por ejemplo la cafeína o la cocaína no tienen tales complicaciones médicas y no resultan ser fatales, mientras que las reacciones de dependencia física creadas por el síndrome de abstinencia en alcohol sí pueden causar la muerte. Frecuentemente, estas reacciones conducen a efectos físicos como palpitaciones, sudoración, escalofríos, convulsiones y muerte si no son tratados.

El DT solo ocurre en pacientes con una historia clínica que resulta en alcoholismo. En el caso de las benzodiacepinas no es necesario un periodo de toma tan largo como con el alcohol para que ocurra un síndrome que cursa de manera similar al DT.

En EE.UU., menos del 50% al 60% de los alcohólicos presentan algún síntoma significativo de síndrome de abstinencia tras la interrupción de ingesta de alcohol, y de estos solo un 5% de los casos presentaron síntomas agudos por abstinencia a alcohol que evolucionaron en DT.

A diferencia del síndrome de abstinencia asociado a opiáceos, el DT (y la abstinencia alcohólica en general) alcanza una mortalidad de un 10-15% en pacientes con tratamiento médico, y de un 30-35% en pacientes sin tratar.

También, junto con los anteriores síntomas mencionados, el síndrome de abstinencia alcohólico suele estar acompañado de hiperirritabilidad y alucinaciones causadas mayoritariamente por una deficiencia en magnesio. Se cree que los incrementos en la dopamina pueden estar relacionados con dichas alucinaciones

Otras sustancias

Cannabis